Los líderes de los 31 países miembros de la OTAN abrirán mañana su cumbre en Vilna, la capital de Lituania, con el objetivo de completar “pronto” el ingreso de Suecia y de dar a Ucrania “perspectivas claras” para una incorporación que no se prevé inmediata, por estar el país en guerra.
El secreto mejor guardado de los jefes de Estado y de Gobierno de la OTAN es la señal que manden a Kiev para reforzar la declaración de Bucarest, de 2008, en la que ya reconocían a Ucrania como futuro miembro de la OTAN. La idea es darle más potencia a esta promesa, en plena guerra con Rusia, aunque las fuentes aliadas descartan que el lenguaje de la declaración contenga referencia temporal alguna al ingreso de Ucrania en la organización.
“No llegamos a Vilna para reafirmar el mensaje de Bucarest. Tendremos en cuenta la situación en Ucrania y la invasión rusa y la declaración reflejará el compromiso a largo plazo con la estabilidad del país”, señaló la embajadora estadounidense ante la OTAN, Julianne Smith, antes de la cumbre que se celebra en un momento histórico y en una ciudad a poco más de 20 kilómetros de Bielorrusia, principal aliado de Moscú en el ataque a Ucrania.
Las posiciones de partida respecto a Ucrania no son “absolutamente coincidentes”, admitían fuentes gubernamentales alemanas, país que, como Estados Unidos, “descarta” una invitación formal a Kiev para su ingreso durante los dos días que durará la cumbre.
El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, afirmó ya hace unas semanas, en su última visita de trabajo a la capital alemana y ante el canciller Olaf Scholz, que tal invitación no estaba “sobre la mesa”.
Desde Berlín se recordó al respecto que el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, reconoció en una reciente entrevista con la televisión pública alemana que el ansiado ingreso no podía consumarse “antes del fin de la guerra”.
Materializar la incorporación en la Alianza mientras dure el conflicto implicaría convertir a la OTAN en “parte de la guerra”, lo que tanto Washington como Berlín, entre otros grandes socios de la organización, rechazan.
Por parte del anfitrión lituano, así como los restantes países bálticos -Estonia y Letonia-, así como Polonia, se insiste en que debe darse a Kiev “garantías de seguridad” concretas, más allá del compromiso reiterado de brindarle ayuda militar, financiera y humanitaria “todo el tiempo que sea preciso”.
Cómo se materializarán estas garantías o perspectivas deberá quedar fijado en la tercera reunión de trabajo de la cumbre, ya el miércoles, en la que se formalizará el llamado Consejo OTAN-Ucrania, al que se espera acuda Zelenski, aunque todavía no se ha confirmado su presencia.
El objetivo será “elevar” los lazos con Kiev a través de un foro que se reunirá unas cuatro veces al año y preparar el camino para un futuro ingreso en la organización.
Fuente: Aristegui Noticias